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28 agosto 2022

Sesquidécada: agosto 2007


Reconozco que, en estas sesquidécadas, hay meses en los que me apetecería viajar en el tiempo para disfrutar de algunas lecturas como si fuese la primera vez. En un verano de hace quince años se cruzaron algunas de ellas como en una conjunción mágica para dejarme un buen mar de recuerdos.

Creo que El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, no necesita muchas reseñas. Es una novela magnífica, muy diferente de Cien años de soledad en el planteamiento, pero igual de exquisita en su lenguaje y en la capacidad sugestiva de su prosa. Fermina Daza y Florentino Ariza se convierten gracias a García Márquez en dos referentes literarios de la talla de Ana Ozores y Fermín de Pas, personajes difíciles de olvidar, igual que son difíciles de olvidar muchas de las frases que han acabado convertidas en aforismos de Facebook o Twitter. Tal vez hayáis visto la película (*) y no os haya convencido: tratad de olvidarla y acercaos a disfrutar de la novela sin prejuicios. Merece la pena.


También tiene película, esta sí de buena calidad, la otra novela reseñada en este mes: El sueño eterno, de Raymond Chandler. El detective Phillip Marlowe se enfrenta a un caso de chantajes, desapariciones, crimen y mujeres fatales, todos los ingredientes de la buena novela negra. Creo que fue por esta época cuando comencé a aficionarme a este género, empezando por los clásicos, como este de Chandler, para ir leyendo a los autores más recientes. También descubrí que la novela negra es un magnífico antídoto contra el aburrimiento y contra el "atasco lector", esa sensación de no saber qué leer o de estar cansado de libros demasiado intensos. Así que, en mis cortos veranos, continúo leyendo novelas policíacas para desestresarme.


La última reseña es de Matadero cinco, de Kurt Vonnegut, una obra extraña, polisémica, a la que llegué después de los dos novelones anteriores, y a la que quizá por ello no presté la debida atención. Recuerdo muy poco de su lectura, salvo que me dije que tenía que volver a leerla en algún otro momento, porque detecté que había un fondo satírico al que no estaba llegando y que merecía una segunda oportunidad. Casualmente, igual que en las anteriores, hay también película, pero no la he visto, así que no puedo opinar.


(*) La película, protagonizada por Javier Bardem y Giovanna Mezzogiorno, es incapaz de escapar de todo lo tópico y accesorio de la trama amorosa de la novela. Más interesante me parece ver Serendipity, protagonizada por John Cusack y Kate Beckinsale, una película en la que esta novela, como libro-objeto, se convierte en un referente para una divertida historia de amor.

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