Para los profesores de lengua y literatura, este blog pretende ser la Cueva de Alí Babá, en la que encontrar alguna idea, algún germen que permita abrir caminos, sembrar dudas, avivar el seso de los más inquietos.
Ayer, sin ningún ruido ni alboroto, cumplió dieciséis años este blog. Hubo años en los que esto fue motivo de júbilo y celebración, porque siempre había multitud de colegas con quien compartir estos pequeños triunfos de la escritura contra el olvido. Ahora quedan pocos lectores de blogs y menos escritores, al menos en lo que fue la blogosfera educativa. Justamente hoy he compartido unas felicitaciones con mi amigo Iñaki Murua, cuyo blog también cumple años. No somos la Resistencia, ni viejas glorias, ni nostálgicos de un tiempo mejor: somos unos artesanos de la reflexión a pequeña escala, breves islas en la marea agitada de ruido y furia de las redes sociales. Este blog ha quedado reservado a los cuatro amigos que os pasáis por aquí a comentar de vez en cuando, amigos con los que a veces intercambio algunas palabras de solidaridad. En ese sentido, vale la pena seguir escribiendo aunque solo sean algunos artículos sobre educación, alguna memoria del curso y estas sesquidécadas que mantienen la rutina de una escritura más o menos fiel.
Y en esta recuperación de lecturas de mayo de 2007, tengo dos libros muy diferentes para recomendar. El primero es un libro de viajes, o de periodismo, o de historia, o de ensayo, o de todo un poco. Se trata de El Imperio, de Ryszard Kapuściński. Es un delicioso viaje por la extinta Unión Soviética, con tres partes diferenciadas, una antes de la disolución de la URSS, otra en plena ruptura del muro de Berlín y la última en los primeros años 90. Kapuściński es un autor imprescindible, cuya mirada sagaz permite al lector empaparse de las vidas de los retratados, impregnarse de los paisajes atravesados. También aporta las claves para entender el porqué de las alegrías y miserias que rodean a los protagonistas de sus reportajes. Como decía antes, no es solo periodismo, es también historia y sobre todo humanidad, porque hay un humanismo comprometido detrás de cada escena y de cada relato. Un gran libro, como casi todos los que he leído de este autor.
El segundo título escogido es Eskoria, de Alfredo Gómez Cerdá, una novela sobre acoso juvenil que anticipaba con bastante tino algunos temas que habrían de venir multiplicados en años venideros: acoso, intentos de suicidio... La novela es ágil y creo que sigue siendo válida para niveles de 2/3 ESO actuales. En aquellos años, recuerdo que la recomendaba bastante y que incluso algún alumno la reseñó en el blog de aula. Ahí queda, por si a alguien le resulta útil.
P.D: Acabo de ver que esta es la nota número 800 del blog, así que parece que tengo motivos para un poco de fiesta y alboroto. Descorcharé algún libro para celebrarlo ;-)
Poco antes de la pandemia tuve la ocasión de visitar la exposición La Nueva Educación, un recorrido por lo que supuso el Instituto-Escuela de la Institución Libre de Enseñanza, en el centenario de su fundación. Nuestro instituto, el IES Bovalar, estaba representado en esta exposición con algunos de los proyectos que en aquel curso se habían desarrollado en las aulas y que ejemplificaban en parte el espíritu de renovación y reforma educativa que habían impulsado Giner de los Ríos y los suyos. Tuve ocasión entonces de conocer algunas de las interesantes experiencias y actividades que se promovían en la ILE heredera de aquella y en la Fundación Giner de los Ríos.
Por eso, cuando hace poco se pusieron de nuevo en contacto conmigo para una mesa debate sobre evaluación, en un ciclo denominado La educación en la encrucijada, no tuve dudas y acepté encantado. Estas charlas se organizan en colaboración con el Capítulo Español del Club de Roma, y tienen lugar en la propia sede de la ILE, en un entorno histórico singular, la reformada casa en la que, en 1884, Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío instalaron la sede de la Institución Libre de Enseñanza, una quinta ajardinada en las entonces afueras de Madrid, y hoy en pleno paseo del General Martínez Campos.
En la mesa debate, que llevaba por título Evaluar el aprendizaje, medir el rendimiento, moderada por Luis Lizasoain (Universidad del País Vasco), participé junto con Analía Leite, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad de Málaga. Tras la presentación del vicepresidente del Club de Roma y de Luis Lizasoain, los ponentes resumimos en unos quince minutos nuestras reflexiones sobre la evaluación y el aprendizaje, para dar paso posteriormente a un coloquio en el que se respondían las preguntas del público presencial y online. Aquí podéis ver el vídeo del encuentro:
Debo agradecer a los organizadores la oportunidad de darnos voz a un centro público de Secundaria y también el trato cordial y amable, tanto del Capítulo del Club de Roma como de la Institución Libre de Enseñanza, con especial mención a Carlos Wert y Celia Armenteras, que me dieron ocasión de alojarme en la Residencia de Estudiantes y cumplir así con el sueño de cualquier filólogo o enamorado de la Generación del 27.