Ya ves, te has ido con tu cabezonería de siempre, sin ceder en tus pretensiones de cambiar el mundo, de cambiar la Escuela. Porque, a ver, ¿qué más te daba a ti cambiar la Escuela, si tenías tu sueldo fijo de funcionario? ¿Para qué señalarte delante de amigos y conocidos? Porque a mí me tocaba siempre disculparte: "Ya sabéis cómo es Mario, un soñador, un utópico". Que la gente nos miraba mal, como si los estuviésemos señalando con el dedo por ser unos antiguos. Y todo porque te empeñabas en ser moderno, en vivir el siglo XXI, qué perra con el siglo XXI, como si en el XIX no hubiésemos tenido genios. Porque el que quiere aprender, aprende, que eso lo decía mi padre. Y si no, que se vayan a trabajar. Y tú todo el día con las nuevas tecnologías, como si eso fuese a arreglar el mundo: que si blogs, que si wikis, que si redes sociales... Encima cabreado porque tus compañeros no te seguían el rollo, como si uno tuviera la obligación de aprender a hacer blogs o a perder el tiempo con el twitter. Ya sé que muchos de esos reaccionarios como tú los llamabas manejan los smartphones y las webs de viajes con soltura, pero no me vas a decir que es lo mismo el whatsapp para enviar cosas graciosas a los amigos que tener que estar pendiente de que los alumnos te manden trabajos de clase. ¡Qué barbaridad! Así cómo no ibas a crearte enemigos. Igual que con lo del cambio metodológico, ¡el cambio metodológico!, que parecía que nombrases la divinidad. ¿Qué tiene de malo dar clase explicando las cosas a quien no las sabe? ¿Hacen algún mal los profesores desasnando a los niños malcriados? Porque toda la culpa de esto es de las familias, que ya no saben educar. No van a ser los profesores los malos. Aunque tú siempre tuviste algo de inquina contra los profesores, que no parecías siquiera uno de ellos, que bien sabes que te llamaban el traidor, el amigo de los niños, con cierta sorna. Pero tú ahí, con la manía de cambiar la Escuela, de tomártelo todo a la tremenda. Como cuando le dijiste al de Filosofía que la administración podría ahorrarse su sueldo contratando a un parado que leyese la wikipedia, o cuando le soltaste al de Lengua que hay aplicaciones en internet que permiten pasar un año analizando oraciones sin que él se molestase en ir a clase. Eso eran ganas de buscarte problemas. Lo que me decían tus compañeros a mí cuando te ibas a eventos educativos: "Es que Mario solo quiere que los chavales trabajen con vídeos, con debates, con faenas pesadas en las que se tiran un montón de días perdiendo clase, sin avanzar en el libro y luego, claro, la mitad del currículo se queda sin dar y los demás tenemos que enseñar lo que se deja atrás..." ¡Ay, Mario! ¡Cuánto me has hecho sufrir. Porque era yo quien me lo tragaba todo, incluso las quejas del director, que siempre decía que los tratabas como si fueran de otra época, que parecía que hubieses bajado de una cápsula del tiempo. Y ahora que te has ido parece que todos respiran aliviados, pueden seguir con sus clases magistrales, con sus exámenes de teoría, con sus libros de texto. Ahora que te has ido pueden pedir cursos de formación para hacer ejercicios interactivos sin que te rías de ellos. Ahora, mientras leen tranquilamente el periódico en la sala de profesores, se pueden quejar de que los niños no tienen interés por nada sin que les eches una mirada asesina. Ahora que te has ido, ni siquiera necesitan que les mandes una postal desde tu querida Finlandia.
Crédito de la imagen: 'untitled'
Muy bueno Toni. Una idea genial. Me he reído leyéndolo aunque con el regusto, por detrás, de la triste realidad que denuncia el texto.
ResponderEliminarGenial, Toni, perfecto conocimiento de la realidad en los centros. Chapeau!!! Saludos
ResponderEliminarBuen post :) Ahora que te has ido notarán cómo faltas porque los niños se quejarán y te añorarán y se harán pesados en las clases de los demás
ResponderEliminarMe ha encantado. Un texto agridulce porque aunque te saca sonrisas, también te hiela la sangre. Entristece la crítica que esconde.
ResponderEliminar¡Cuánta razón tienes, amigo!
Muchísimas gracias por la sonrisa y por el amargor... Gracias por el vinagre y rosas, que diría el maestro. :)
ResponderEliminarConociendo a Mario, creo que esto no quedará así. Ahora deberías escribir la versión zombi, cuando Mario regresa para seguir hostigando a inspectores y profes acomodados:)
ResponderEliminar¡Fantástico texto! ¡Necesitamos muchos Marios!
ResponderEliminar¡Fantástico texto! ¡Necesitamos muchos Marios!
ResponderEliminarNo sé si entiendo muy bien el artículo, sobre todo a propósito del comentario de Eduideas que se dirige a ti diciendo que ha has marchado. ¿Es eso cierto? ¿Vas a dejar el Bovalar? No sé si va por ahí. En todo caso, entiendo que la aportación de Mario es valiosa, tiene a su favor la juventud, el ímpetu, la apuesta por la innovación, lo que no sé si es capaz de enfrentarse simultáneamente a la necesidad de dinamismo de los alumnos y a la vez a sus carencias ortográficas, léxicas y expresivas, y ya no digamos de conocimientos en general. Me atrae la innovación, poero cuando recalo en ella siempre tengo la impresión de que no tengo claro si estoy utilizando apropiadamente el tiempo, teniendo en cuenta de que soy consciente de sus textos escritos y lo que representan.
ResponderEliminarEn todo caso, lo que por aquí me encuentro es que los profesores llenos de ilusión a veces levantan suspicacias entre algunos compañeros, aunque también hay que decir que la reacción más extendida es la indiferencia generalizada que existe en lo que yo conozco hacia el trabajo de los demás.
Para mi satisfacción y maravilla, he promovido un vídeo sobre Gloria Fuertes en que recitaban los alumnos (y hacían un glog, y un comentario sobre un poema), y me han ayudado con enorme generosidad dos compañeros que se quedaron por la tarde para ayudarme. Estas cosas son las que animan.
Bien por Mario, pero no sé si eres tú.
El post, o la historia, te deja un sabor extraño que no acabas de identificar. Tal vez se deba a que Finlandia está muy lejos y hace demasiado frío. No sé. Pero parafraseando a cierto autor que ya no recuerdo, hay otros Mario's y otros mundos, pero todos están en éste... Y estoy seguro de que Toni lo sabe. :-)
ResponderEliminarSaludos
Blogge@ndo: Gracias. El poso agrio está siempre ahí, latente.
ResponderEliminarDolores: Es verdad que hay algo de investigación en contextos reales :)
Eduideas: Podrían ser palabras de Menchu, aunque ella nunca aceptaría eso como algo positivo ;)
Maru: Es una crítica con la que llevamos demasiado tiempo a cuestas. ¿Cuántos años más harán falta para Mario deje de ser el rarito?
Marcos: No dejemos que se convierta en vinagre: apuremos el vino hasta las heces :)
Mª José: Tal vez Mario no se ha ido definitivamente, sino que está con un año sabático en su Finlandia de ensueño. En cuanto a los zombis, creo que tenemos demasiados en los claustros... como para meter alguno más ;)
José Tomás: Para que haya más Marios solo hace falta tener ganas de serlo :)
Joselu: Me ha hecho gracia tu identificación :) No soy Mario, ni hablo de mi centro, donde el profe de filosofía es una chica y el de lengua soy yo (además de que la directora me aprecia mucho). Era ficción, docencia-ficción, aunque me parece que supera con mucho a la realidad. Espero que me queden muchos años más en el Bovalar, donde puedo trabajar a mi gusto, aunque todo sea mejorable. En cuanto a lo que mencionas de las suspicacias, es verdad que hemos pasado de la clandestinidad de los primeros años de las TIC al recelo de estos tiempos perversos. En fin, nunca lloverá a gusto de todos.
Mario: Podríamos llamarlo "Todos los Marios, el Mario" :)
Toni, estos "cinco minutos con Mario" de tu entrada me parecen una delicia de ejercicio de estilo. ¡Qué bien has planteado la dualidad existente entre el profesorado! El tono de reprimenda es muy propio de Carmen), un personaje que disecciona a su marido al tiempo que hace lo mismo de la sociedad que representa.
ResponderEliminarTodos sabemos que tú eres Mario (una metonimia de todos los profesores cabezones, utópicos, convencidos), y todos sabemos corporeizar el rostro de esa voz que se erige en juez de los que apuestan por el progreso.
Qué bueno, qué bueno, Toni. Que lo tengo que decir dos veces porque me ha encantado. Y qué alivio pensar que en tu imaginación no te vas más que a Finlandia. Un abrazo.
ResponderEliminarLu: Viniendo de ti, tus palabras son capaces de resucitarme :)
ResponderEliminarEsther: Finlandia es lo que lleva cada uno dentro, no hay que ir a buscarla.
¡Enhorabuena! Magnífico ejercicio de estilo. Y, sobre todo, magnífico mensaje para quien quiera captarlo. Una duda: ¿Estarán en condiciones de captar algo quienes más lo necesitan?
ResponderEliminarY una seguridad: Yo no pondría en Finlandia el destino ideal de mi aventura educativa.
He hecho un descansito de J. Conrad para leer a T. Solano y no me ha pesado en absoluto. Me ha servido para recordar a los Marios y Marías del camino, que son muchos pero demasiado pocos, y que nos traen su Finlandia interior, dejando para otros la Finlandia de las quejas y las comparaciones y los #yaharánotros.
ResponderEliminarUn beso fuerte con abrazo,
Maria Nicolasa
Mario es un interino bocachancla.
ResponderEliminarEs broma. O no.
Toni, gracias por el post. La realidad es tozuda y se parece mucho a lo que reflejas en el. Y para salir de esa rutina no hay que irse al país "Finlandia", metáfora quizá de la educación innovadora, porque hay muchas "finlandias". Una de ellas es la personal, sentirte como docente en Finlandia aunque estés en Lebrija o Castellón y otra de ellas es la Red y los proyectos colaborativos. Afortunadamente disfrutamos, como muchos, de esas "finlandias".
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